“¿Por qué levantaron a mi hermano?”, cuestionaba en el video una voz ronca y atropellada a cuatro hombres que están esposados y muestran evidentes signos de haber sido torturados.
Hoy sabemos que esa inconfundible voz que interroga es la de Edgar Valdéz Villarreal, cuyo peculiar apodo, “La Barbie”, estaría presente por mucho tiempo en los medios de comunicación que, aterrorizados, advertían que con ese interrogatorio videograbado el crímen organizado había rebasado una peligrosa línea.
La imagen pertenece a un
video grabado en Mayo de 2005 y los cuatros hombres sometidos al interrogatorio eran miembros de la banda de “Los Zetas” secuestrados en Acapulco por la banda rival: el Cartel de Sinaloa.
Unos segundos antes de terminar el video, la toma se acerca a uno de los sujetos, al tiempo que el cañón de una escuadra se asoma desde el lado derecho de la imagen y dispara sobre su sien. El hombre se desvanece muy lentamente hacía atrás, mientras la cámara hace acercamientos detallados al rostro del ejecutado mostrando como sus ojos se van desorbitando y un hilo de sangre baja por su cuello. Corte y la imagen queda en negros. El mensaje estaba claro.
La jugada estaba muy bien pensada por su autor. “La Barbie” mandó la grabación por correo a periódicos estadounidenses y fue el “Dallas Morning News” quien lo publicó censurado unos meses después. La noticia trascendió hasta los principales noticieros mexicanos donde el video íntegro y sin censura fue mostrado con horror.
Era la primera vez que un video de esas características se mostraba en México y, con ello, inició una nueva época para el crímen organizado en el país: el Narcoterrorismo.