miércoles, 24 de noviembre de 2010

"En Tamaulipas No Hemos Sucumbido"

Carta escrita por un Tamaulipeco anónimo enviada a los medios nacionales y compartida a Daño Colateral para su publicación


Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola, Adela Micha y Ciro Gómez Leyva:

Sucumbir dijeron ustedes de Tamaulipas: ni nos hemos rendido, ni hemos perdido, ni hemos muerto todos.

Por el contrario estamos resistiendo, luchando con las armas que una Sociedad tiene: su trabajo, su labor comunitaria, el talento y grandeza de su gente.

La próxima vez que se refieran a Tamaulipas refiéranse a la valentía de todos los que salimos a la calle a cumplir con la faena ante el riesgo de cruzarnos en una balacera. A quienes, a pesar de las extorsiones a las que somos sujetos por parte de las autoridades estatales, municipales y delincuencia, sostienen las fuentes de trabajo.

Refiéranse a los hombres de campo que producen alimento para todos los mexicanos, en ranchos amenazados por la invasión violenta.


Refiéranse al valioso espíritu de nuestros extraordinarios jóvenes que acuden a la escuela, y que han sido sus redes de comunicación y su compromiso los que nos tienen informados, y nos previene de los peligros y acontecimientos ante la desinformación por televisoras, radio y periódicos amordazados. Y que además están cediendo al país parte de su juventud al no tener disponibles sitios de esparcimiento y oportunidades de desarrollo.

La próxima vez que hablen de Tamaulipas refiéranse a la comunidad cultural que no ha dejado de ofrecer eventos para el pueblo, ni de destacar en producción y premios nacionales e internacionales.

Refiéranse a los clubes sociales y a la Cruz Roja que siguen adelante con sus actividades benéficas.

Refiéranse a nuestros adultos mayores que soportan los días con el rosario en las manos en un ambiente de peligro, dando ejemplo de valores y orando por México, y la protección para ellos mismos, sus hijos y nietos.

Refiéranse a los muertos inocentes, de los que sólo llevamos cuenta los que aquí vivimos, ante el silencio obligado de sus deudos y el silencio complice tanto de las autoridades estatales, municipales y los medios de comunicacion.

Platiquen en la sobremesa de qué hacer en caso de estallido de una granada.

Duerman en la habitación de su casa, en donde menos riesgo haya de recibir una bala.

No confíen en una patrulla, ni en un tránsito, ni en retén.

Reciban cada día noticia de un nuevo riesgo.

Súbanse a su auto, caminen por la banqueta, esperen un taxi en la esquina, hagan ejercicio en un parque, vayan al trabajo, al cine, a misa, a visitar a sus padres, quizá alguien los secuestre por dos mil pesos, o por diez millones.

Los reto a que sostengan el ánimo y la fortaleza con que los tamaulipecos afrontamos nuestros deberes día a día, buscando progreso comunitario en un ambiente adverso, turbio y riesgoso.

La próxima vez que hablen de sucumbir recuerden que al hablar de Tamaulipas habla usted de todo México. Ustedes están subidos en este potro.

El gobernador ni los lee, ni le importa. Lo leemos el pueblo que estamos en un proceso crítico de búsqueda de soluciones.

Dejen de decir pendejadas.

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