Don Alejo Garza Tamez: Un exhorto a la resistencia

La historia de Don Alejo Garza Tamez, el hombre de 77 años que se defendió del despojo sacrificando su propia vida, ha tocado las fibras más sensibles de una sociedad agraviada por el crimen organizado que ya empieza a contemplar la posibilidad de la resistencia civil.

Ante la amenaza de ser despojado de su rancho preparó la defensa de su propiedad atrincherándose con sus rifles deportivos. Ante la llegada de los criminales abrió fuego dando muerte a 4 de ellos e hiriendo a dos más, antes de caer muerto.

Los criminales tuvieron que regresar con las manos vacías, al no poder hacerse de la propiedad. Aun muerto, Don Alejo triunfó. Hizo lo que muchos pensábamos y que pocos se habían atrevido a decir o hacer: tomar las armas y responder al fuego.



Pero lo hecho por este valeroso hombre no es nuevo. La sociedad civil dentro de este territorio en guerra ha buscado sus propias formas de resistir los embates de la delincuencia organizada ante la ineptitud cínica de los políticos, que han demostrado ser, simple y llanamente, gestores de coyunturas.

Ante el silencio de los políticos tamaulipecos más preocupados por la imagen política que por el bienestar de sus propios ciudadanos, la sociedad se organizó para armar un eficiente sistema de monitoreo y denuncia a través de Twitter.

Y ha sido en ese mismo espacio twittero donde Don Alejo Garza Tamez ha sido uno de los temas más discutidos desde que se supo la noticia. Lo han considerado un héroe. Las balas que disparó Don Alejo llevaban la firma de cientos de miles de personas, ciudadanos de este campo de guerra, que han sido agraviadas por el crimen organizado, que han sufrido el despojo, el secuestro, la extorsión, la amenaza.

Esas balas llevaban la firma de todos esos ciudadanos honestos que de un día para otro perdieron toda una vida de trabajo y esfuerzo, solo porque llegó una horda de huevones armados a arrebatarle los frutos de su trabajo.

Don Alejo sabía que iba a morir y no le importó. Sabía que sus acciones esa noche iban a dejar un mensaje. Iban a ser una declaración de dignidad. Así como él, hay otros ciudadanos que prefieren entregar su vida antes que darles más poder a los criminales.

Lo mismo nos relataba Pedro, otra víctima de despojo en Reynosa a quien, de los pocos bienes que le quedaron lo de menor valor es, tal vez, su propia vida. No tiene miedo a perderla.

“Y ahora, ¿ya qué?,” aceptaba Pedro. “Me dejaron casi en la ruina, pero que chinguen a su madre. De mí ya no van a sacar nada.”

Abrió la palma de su mano y me mostró una píldora.

“La traigo conmigo todo el tiempo. El día que me quieran levantar me la tomo y adiós. A la chingada. Mejor muerto que seguir manteniendo esos cabrones.”

La historia de Don Alejo también lanza un baño de realidad a quienes, desde el centro del país, han limitado el debate a derechos humanos, legitimación de presidentes, avisperos y a recitar cifras y más cifras. Esos ideólogos, "opinólogos" de escritorio no han logrado enfocar su visión en lo más importante: las víctimas del crimen organizado.

Efectivamente, hay un enemigo, hay un lado criminal. Y hay víctimas también, cientos de miles. No es un invento, ni una cortina de humo. Hay grupos criminales que están atentando contra los derechos fundamentales de los ciudadanos. Ellos, los criminales, han sido los primeros en suspender las garantías en este territorio.

No nos perdamos. El enemigo es el crimen organizado. Felipe Calderón podrá ser inepto, pero no por ello el enemigo es menos real y, de hecho, existe desde antes que Calderón llegara a la presidencia.

Aquí en Tamaulipas, desde donde escribo, las bandas del crimen organizado han violado las garantías individuales y "ninguneado"los derechos fundamentales de quienes aquí vivimos.

Pregúntenle a los ciudadanos de Nuevo Laredo que entre 2003 y 2005 vivieron una de las guerras más violentas de que se tenga memoria cuando el Cártel de Sinaloa intentó arrebatar la plaza al Cártel del Golfo y que desencadenó una serie de rencores y venganzas que nos han traído hasta la crisis de hoy. Ahí fue donde empezó esta guerra.

El sacrificio de Don Alejo sacude de las solapas a todo el país, principalmente a todos esos debatientes de escritorio que con tal de sacar un beneficio ideológico para su candidato han minimizado lo que aquí sucede.

El sacrificio de Don Alejo nos exhorta, desgarradoramente, a la acción. La cuidadosa disposición de las armas en cada ventana de su finca, no fue diseñada solo para una correcta defensa, sino para un poderoso mensaje que debía ser captado por alguien.

Esa noche, mientras Don Alejo disparaba, se estaba comunicando con nosotros.

RESISTE, TAMAULIPAS.
RESISTE MEXICO.